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30 de mayo, ¿Día de Canarias? ¡Celebrar el colonial-folklorismo!

Opiniones

Maribel Santana

Todos los 30 de mayo de cada año, nos recuerdan los que nos gobiernan y sus instituciones que hay que celebrarlo. Imperativo desde la metrópoli y obediencia de los cipayos de aquí. Realmente ¿que es lo que hay que celebrar?  Con un ramito de crestas de gallo de Moya  y unas folias quieren meter la Catedral por San Telmo y que todo el pueblo canario sea permeable a lo que le queda tan lejos y extraño. La autonomía.

Pero no cuaja, usted, porque a  los guanches de los barrios, a  esas masas populares sin idiosincrasia, esto del 30 de mayo, Día de Canarias, no les refleja realidad alguna. Un pueblo castrado, que no sabe nada sobre sus ancestros, sobre su historia, ni remota ni reciente, que no participa  ni controla los recursos de donde habita, que solo ejecuta lo que ve, lo que  le mandan desde pa ´fuera, que sus necesidades vitales son estrechas y escasas, ¿cómo va a ser consciente de celebraciones? ¿por qué y quien forma parte de qué?

 El pueblo  canario vive como un inquilinato en ruinas, impuesto  entre los colonialistas militaristas  de allá y sus esbirros  de acá, que son brotes de un mismo gajo.  El fenómeno colonial lo cargamos a las espaldas como una mochila donde mal llevamos  la vida, junto con el cachito de pan).

Precisamente, como no tenemos conciencia de la historia, ni, por atnto,  cultura absorbida por nuestra propia historia, se empeñan en fijar una fecha irrelevante para este Día de Canarias que pretenden sea nuestro, forzando una autonomía casposa (al menos deberían estos esbirros que nos gobiernan, copiar a los vascos o catalanes en alguna cosita). Ya hablaba  Karl Marx de la  lucha de estas dos naciones  contra la metrópoli.  Nacionalidades  oprimidas dentro de España. Lo señalo  porque ciertos “marxistas” o “marxianos”, alegan que  nacionalismo e internacionalismo son contrarios. Sin embargo, el comunista  alemán  llamaba a la solidaridad  de los obreros ingleses a que apoyasen  la independencia de Irlanda. Debe  ser que Marx tenía claro que no existe ningún divorcio ntre nacionalismo e internacionalismo, sino que se complementan, son la cara y la cruz de la misma lucha. ¡Menos para los negacionistas españolistas,  claro!

 El empeño de encajarnos en la cultura del “mago”, que no tiene culpa de que lo mal utilicen, como si todos fuéramos  un rebaño de simplones y nuestra historia se articulara mediante el gofio y el mojo picón y la  bandera de la república canina (los 7 canes), ni siquiera las 7 estrellas de la libertad se atreven a colocar en las instituciones.

Menos mal que en esas fechas algunos salimos a las calles con pasamontañas, por lo de la vergüenza ajena.

 Como quiera que  sufrimos monocultivo como modelo productivo, paro, desahucios, represión, fracasos sociales de todo tipo, venta del suelo,  emigración masiva  y hasta invasiva por tierra mar y aire, turismo denso, pobre  y patético,  amén de otros tipos de herejías.  Por si fuera poco, los monocultivos de los que han  malvivido las islas desde la “conquista” hasta nuestros días, han dejado todo un espectro y estela de desolación y pobreza del medio casi irreversible. En fin si ya sabemos ¿para qué más contar? 

Pero el dinero de la RIC, que no devuelven  los “grandes emprendedores” pero que no saben dónde invertirlo, haciéndose los remolones para poder quedárselo para especular por todos los morros, no se devuelve a las haciendas, que cacarean   “haciendas somos todos”, pues menos nos toca, de esta Canarias  que celebran. Ahí vemos el servilismo de este modelo que ya está para enterrarlo por la miserabilidad que se refleja para quienes tenemos que malvivir en él. 

Por tanto ¿cómo se atreven a tanta barbarie  los  encantados, buenos colonizados que nos gobiernan, a pretender que celebremos  abstracciones, cuentos y fabulas, cuando otra  realidad nos aplasta? En fin también existen  o escapan algunos, gente consciente, luchadora  y honrada, para que no se diga. Haberlos, haylos. 

Hay que señalar igualmente que, por un lado, los nuevos levantamientos de las masas populares, que han  surgido estos meses atrás con oleadas de protestas contra el turismo invasivo casposo, además del gran  problema de la vivienda y otros que claman al cielo que se ha llegado al límite.   Por otro lado  los partidos de turno,  al servicio de los de arriba,  pulsando a ver como se puede maquillar  el asunto otro ratito a ver como  escapa,  se refleja en esa lucha de clases. A la espera estamos de que surja una buena dirección que tumbe los cimientos de esta barbarie y que por una vez por todas  seamos los  controladores  y soberanos  de nuestros recursos. ¡Ni  Dioses, ni Reyes ni Tribunos!.

Maribel Santana es activista e historiadora

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