18 de septiembre de 1988. Otro incendio forestal castiga al sector primario palmero.<br/><br/>
Tras iniciarse cuatro días antes en la zona de El Castillo (Garafía) y castigar mayoritariamente a este municipio, el incendio se extendió luego por Puntagorda y Tijarafe, arrasando a su paso vegetación, establos, animales, plantaciones agrícolas, árboles frutales y los pastos necesarios para la alimentación del ganado y animales de granja, resultando finalmente calcinadas cerca de 7.500 hectáreas de vegetación. A la catástrofe ecológica y ambiental, se sumó la dramática situación de la población afectada, mayormente dedicada a actividades agropecuarias, precisamente, en el territorio palmero más deprimido. Los cálculos oficiales elevan las pérdidas en agricultura y ganadería a unos 600 millones de pesetas. Una vez más, la escasez de medios preventivos y de extinción hizo multiplicar los daños ocasionados.