
La llegada del cañonero “Canalejas” que realizó un disparo disuasorio sobre un risco de Santa Cruz de La Palma y el posterior desembarco de tropas en la capital palmera, puso fin a la resistencia popular y obrera contra el golpe de estado franquista que hasta esa fecha se mantuvo fiel a la República (Semana roja). Durante aquellos siete días, La Federación de Trabajadores de La Palma, jugó un papel fundamental en la resistencia y el control del ejército afín a los golpistas. Posteriormente, José Miguel Pérez, líder más carismático del sindicato sería fusilado en Tenerife como represalia.